miércoles, 31 de agosto de 2011

Análisis de don quijote desde la locura


Don Quijote enloquece después de haber leído demasiadas novelas de caballería. Adopta un nuevo nombre, decide enamorarse de Dulcinea de Toboso, a la que nunca ha visto, y sale de casa en busca de aventuras con su escudero Sancho Panza para mejorar el mundo. Se considera un caballero andante, siguiendo el modelo del Rey Arturo de Inglaterra, de Amadís de Gaula y de muchos otros. La caballería es una religión para don Quijote. Traba batallas que no son necesarias, sale molido de ellas, y ve la realidad de forma diferente, como si estuviera bajo un encantamiento, pues o no ve lo real o piensa otra cosa. Don Quijote, aunque enloquecido, es un hombre de bien; no le gusta el mundo así como es y lo quiere mejorar, así que no importa que sus batallas resulten siempre mal. Sancho dijo de él:
[3]"era un pobre caballero encantado, que no había hecho mal a nadie en todos los días de su vida."
Su enloquecimiento proviene también de la tristeza provocada por la ausencia de su "princesa", Dulcinea de Toboso: él está loco de amor. Se le llama "El Caballero de la Triste Figura" lo que dice mucho de su género de locura y nos hace relacionarlo con la melancolía.
Su enloquecimiento es inocente, no es peligroso, excepto para él mismo. (Lo que no se puede decir de Hamlet). En la Primera parte, la gente se burla de su locura y de sus disparates, mientras que el la Segunda ya lo aprecian porque es conocido. Don Quijote es un personaje tragicómico. Hace reír tanto al lector como a los propios personajes de la novela, lo que al mismo tiempo provoca cierto cargo de conciencia cuando uno se da cuenta de que nada es culpa del caballero y que los que se burlan de él y sus desengaños, en realidad, son crueles.

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